El taller Señales de nuestro tiempo inicia su recta final, identificando las huellas del pensamiento woke en nuestras experiencias vitales, en nuestros juicios y en nuestra cultura ciudadana.
Un grupo de jóvenes profesionales ha puesto palabras a una inquietud compartida: la necesidad de repensar una nueva agenda feminista para las próximas décadas, a partir del reconocimiento y del respeto a la historia social y cultural que han construido las mujeres que nos han precedido. Pero no una agenda cualquiera: libre de imposiciones ideológicas y excluyentes.
“Queremos dejar de ahogarnos con los símbolos y de ser víctimas, queremos abandonar los gestos exagerados, el tribalismo, los discursos institucionalizados, las palabras obligadas a pronunciar, la competición moralizante”.
Tras identificar algunos de los efectos de estas corrientes y de otras afines, como el victimismo o el emotivismo, el reto ahora es pensar juntas cuál es hoy el lugar de las mujeres en nuestro habitus cultural. Y para ello, quizá el primer paso sea sencillo pero decisivo: escucharnos más, fortalecer la amistad cívica, reivindicar la autonomía y la diversidad.
“Como mujer no tengo patria, como mujer no quiero patria. Como mujer, mi patria es el mundo». Virginia Woolf.
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